Confesiones Curiosas Sobre Mí

  1. Me llamo Norma Yessica, pero mis amigos me llaman (y además me gusta) “Chiquis”, “Yessi” o “Yess”. Al despertar sonrío, me doy un beso en la mano o en el hombro y me digo “lindo día bonita”.

 

  1. La pandemia me enseñó sobre la fragilidad de la vida y la importancia del amor. Perdí a mi hermana del corazón, mi abuelo y un tío materno en un corto período, lo que reforzó mi resiliencia y aprendizaje.

 

  1. Entre más sé, más me doy cuenta de todo lo que me falta por saber. Cada vez que aprendo algo nuevo, siento que hay un mundo entero por descubrir. Y mientras más aprendo, más ganas tengo de seguir explorando y conociendo. Literal, entre más sé, más ignorante me vuelvo.

 

  1. Jamás he conocido a mi papá biológico. Pero si por alguna razón llegas a leer esto, Papá: te mando un amor inmenso y un agradecimiento eterno por este regalo de darme la vida y que seguramente acordamos en otra existencia.

 

  1. Mi mamá me dio a luz siendo apenas una adolescente de casi 17 años, y luchó con todo para traerme al mundo. Mi alma tenía clara su misión, por eso eligió a una madre con inmensa fortaleza y un corazón lleno de bondad. ¡Te amo, mamá, mi eterna luz!

 

  1. Con profundo cariño y desde la perspectiva de las constelaciones familiares, llamo a mi padrastro ‘mi papá del corazón’. Entró en mi vida cuando tenía apenas 1 año. A pesar de los desafíos de varios años, hemos sanado y fortalecido nuestro vínculo, construyendo la hermosa familia que somos hoy. Estoy convencida de que teníamos cuentas pendientes de otras vidas, y qué alegría saber que en esta lo hemos logrado.

 

  1. ¡Soy acumuladora! Pero no te preocupes, no estoy hablando de objetos, hablo de acumular conocimientos y experiencias. Durante casi dos décadas, he dedicado gran parte de mis recursos en formaciones y entrenamientos de desarrollo personal alrededor del mundo, aprendiendo de algunas de las figuras más inspiradoras en este campo. (ponerlo en botón “te invito a descubrirlos” o en enlace que lleve al artículo completo en el blog donde menciono “mentores y formaciones”)

 

  1. La única y más fuerte resaca que he tenido fue a los 19 años. Esa única experiencia me mostró que el alcohol no es lo mío. Aunque de vez en cuando me doy el gusto de una copita de vino.

 

  1. Aunque disfruto profundamente de la meditación y la atención plena, hay días en que no me siento conectada, o estoy nostálgica o con falta de creatividad o aburrida y no lo hago. Esos momentos son parte de ser humano. Pero, si tú te sientes listo/a para meditar hoy o cualquier día, te invito a explorar mi canal de meditación y prácticas de mindfulness en Telegram. (ponerlo en botón “únete a mi canal” o en enlace y que lleve a donde aparece toda la info de a la luz de las velas)

 

  1. Encuentro alegría en pequeños gestos de bondad. Si descubro un escarabajo de espaldas, delicadamente lo regreso al jardín. Si algo me recuerda a alguien, no dudo en regalárselo, independientemente de la ocasión. A veces, mientras camino, compro algo y se lo obsequio a un desconocido o simplemente comparto con quienes creo que podrían necesitarlo en ese momento. No lo hago por reconocimiento, sino porque creo que pequeños actos de bondad pueden crear grandes cambios.

 

  1. Aunque nadie me enseñó a tenerle cariño al ejercicio, ahora es una parte esencial de mi vida. Despertar entre 5:00 y 5:30 am me da una energía única para el día. (créeme, si se pueden adquirir buenos hábitos).

 

  1. Una de mis aventuras más recordadas fue en Andorra, a punto de irme a descansar, mi teléfono sonó con una notificación “su vuelo desde Madrid despega en 24 hrs”. ¡Había confundido las fechas por una semana! Estuve a punto de comprar otro boleto, pero el costo era altísimo. Comencé una carrera contrarreloj para llegar a Madrid. El chico de la recepción consiguió, con gran dificultad debido a la hora y las costumbres locales, un taxi exprés para llevarme a la estación del AVE. Pero en el camino, al cruzar la frontera con Francia, la guardia me detuvo porque no tenía el sello de entrada. Después de minutos de tensión explicando mi situación, finalmente me dejaron continuar. Afortunadamente, llegué justo a tiempo para abordar. A pesar del estrés de esa noche, algo más positivo resaltó: el cielo estrellado más impresionante que he visto en mi vida. Una belleza inesperada en medio del caos.
 
Si te ha resonado mi historia y deseas continuar explorando juntos este viaje de bienestar y transformación, me encantaría mantenerte informado con nuevos artículos y reflexiones. Será un placer compartir más momentos contigo.

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